La familia bartolina participó en una celebración litúrgica, donde, a través de la imposición de la ceniza, hemos aceptado abrir nuestros corazones al amor de Dios para vivir este camino con un espíritu de reconciliación y servicio.

Durante este momento de profunda reflexión, hemos sido llamados a vivir un tiempo de calidad con el Señor, encontrándonos con nosotros mismos y con Él. También hemos sido invitados a practicar la generosidad, brindando nuestra escucha y amor a los demás, y a asumir un ayuno simbólico, desprendiéndonos de lo superficial para centrarnos en lo verdaderamente importante, dejando de lado aquello que nos impide ser libres y auténticos.

Querida comunidad educativa, pidamos a Dios la gracia de recorrer este camino con un corazón abierto, poniendo en práctica el amor y la compasión con quienes más lo necesitan, y siendo peregrinos de esperanza en nuestros hogares y en nuestro Colegio.