Estudiantes participan en el Día de la ERE, la Ética y la Filosofía / Carlos Arturo González Rodríguez
En el marco de nuestra propuesta educativa de formación integral, la Educación Religiosa Escolar (ERE) presenta al hecho religioso como expresión de la trascendencia humana que configura la cultura y se manifiesta en formas, ritos, símbolos y sistemas éticos. Esta búsqueda de lo infinito está presente en todas las dimensiones de la cultura, permitiendo hablar de una conciencia religiosa inherente a la humanidad. La persona busca superar sus límites, el inmediatismo y la muerte, buscando justicia y salvación.
El proceso general del área busca propiciar la formación de personas con una experiencia de fe intrahistórica, capaces de comprender críticamente sus contextos, reconocer la fragilidad humana, reflexionar sobre la vida y actuar desde sus opciones fundamentales, evaluando estas acciones desde el proyecto cristiano de humanización al estilo ignaciano.
Entendemos por experiencia de fe la capacidad de experimentar la revelación gratuita de Dios que se concreta en el encuentro con el otro, especialmente con aquellos que sufren. En este sentido, la experiencia de fe está constituida como la respuesta a la revelación, es decir, como la capacidad de responder ante la vida humana negada y afirmar su validez en contextos de injusticia, exclusión, pobreza, entre otros.
El proyecto de humanización no es exclusivo de la religión cristiana, lo que nos permite el reconocimiento de diversas propuestas de humanización, sean religiosas o no, a partir de las relaciones humanas. Por tanto, la pregunta “¿cómo hacer más humanas nuestras relaciones?” implica la necesidad de construirnos como sujetos éticos, encontrando nuestro horizonte de sentido en la persona de Jesús.
Estudiantes participan en el Día de la ERE, la Ética y la Filosofía / Carlos Arturo González Rodríguez
En el marco de nuestra propuesta educativa de formación integral, la Educación Religiosa Escolar (ERE) presenta al hecho religioso como expresión de la trascendencia humana que configura la cultura y se manifiesta en formas, ritos, símbolos y sistemas éticos. Esta búsqueda de lo infinito está presente en todas las dimensiones de la cultura, permitiendo hablar de una conciencia religiosa inherente a la humanidad. La persona busca superar sus límites, el inmediatismo y la muerte, buscando justicia y salvación.
El proceso general del área busca propiciar la formación de personas con una experiencia de fe intrahistórica, capaces de comprender críticamente sus contextos, reconocer la fragilidad humana, reflexionar sobre la vida y actuar desde sus opciones fundamentales, evaluando estas acciones desde el proyecto cristiano de humanización al estilo ignaciano.
Entendemos por experiencia de fe la capacidad de experimentar la revelación gratuita de Dios que se concreta en el encuentro con el otro, especialmente con aquellos que sufren. En este sentido, la experiencia de fe está constituida como la respuesta a la revelación, es decir, como la capacidad de responder ante la vida humana negada y afirmar su validez en contextos de injusticia, exclusión, pobreza, entre otros.
El proyecto de humanización no es exclusivo de la religión cristiana, lo que nos permite el reconocimiento de diversas propuestas de humanización, sean religiosas o no, a partir de las relaciones humanas. Por tanto, la pregunta “¿cómo hacer más humanas nuestras relaciones?” implica la necesidad de construirnos como sujetos éticos, encontrando nuestro horizonte de sentido en la persona de Jesús.